Pensar en que Lionel Messi pueda ser vencido algún día por una tostadora con guayos, solo cabe en la mente de un guionista de caricaturas… o tal vez no. La idea de crear robots deportistas tiene al menos 30 años y se ha cultivado en países como Japón o Corea del Sur, pero sus resultados no han pasado de ser anecdóticos. Los movimientos de los autómatas carecen de versatilidad o destreza, pero todo esto podría cambiar gracias a nuevos exoesqueletos, y por supuesto, a una inteligencia artificial.
La compañía inglesa DeepMind, perteneciente al gigante tecnológico Alphabet – creador y dueño de Google, que la compró en 2014 – viene desarrollando una rutina de entrenamiento digital, para que la IA que crearon pueda aprender los fundamentos, estrategias, tácticas y movimientos utilizados en el fútbol mundial.
Lo primero fue crear figuras digitales con forma humana y movimientos articulares, en cierto modo similares a los de los deportistas – relataron los desarrolladores al portal Xataca – y gracias a esta información la inteligencia artificial ha aprendido a caminar, patear y lanzar balones, hacer dribles y participar en competiciones virtuales junto a otros jugadores, inicialmente en dinámicas 2 versus 2.
Según los datos revelados por DeepMind, las primeras 24 horas del entrenamiento de la IA (La cual aún no tiene nombre oficial) fueron orientadas al desarrollo de locomoción y manejo de pelota. Al comparar con el proceso de un humano en la vida real, estaríamos hablando de año y medio de trabajo táctico.
Tras dos semanas de desarrollo “Nuestros agentes adquirieron habilidades como la locomoción ágil, el pase y la división del trabajo, tal y como demuestran una serie de estadísticas, incluidas las métricas que se usan en los análisis deportivos del mundo real”, explicó DeepMind en un comunicado. Entre las habilidades que muestra la IA destaca, por ejemplo, la capacidad para anticipar el comportamiento de sus compañeros de equipo.
La revista científica Sciense Robotics recogió las experiencias del equipo desarrollador, los cuales se han mostrado “sorprendidos” con el avance de la IA. “Al principio del entrenamiento, todos los agentes se limitaban a correr hacia el balón. Al cabo de unos días veíamos que se daban cuenta de que uno de sus compañeros tenía el control del balón, se daban la vuelta y corrían por el campo, anticipando que intentaría marcar o tal vez pasar el balón”, comentó Guy Lever, programador.
Para lograr estos resultados, DeepMind implementó el “Neural Probabilistic Motor Primitives” (NPMP) un software que basa el aprendizaje de la IA en los patrones de movimiento de los seres humanos y animales, además de sintetizar las órdenes de control y convertirlas en acciones intuitivas.
“Básicamente sesga su control motor hacia un comportamiento humano realista, y eso se aprende de la captura de movimiento, en este caso, actores humanos jugando al fútbol”, puntualizó Lever.
Aunque la evolución de esta inteligencia artificial es vertiginosa, aún falta tiempo para adaptar su aprendizaje a un cuerpo físico robótico y sintético, que pueda jugar y ganar partidos en la vida real. Eso sí, la idea de un Maradona autómata en el futuro cada vez parece menos graciosa y más plausible.