La IA, querámoslo o no, está cambiando al mundo y esto origina nuevos retos de privacidad, seguridad y manejo de los datos. Por ello, la Casa Blanca de los Estados Unidos presentó recientemente un proyecto de Declaración de Derechos ante la IA para la tranquilidad de sus ciudadanos.
De esta forma se identificaron cinco directrices para el diseño, uso y despliegue de herramientas automatizadas, basadas en IA, que incluyen protección para la discriminación algorítmica; privacidad y seguridad de los datos, además de alternativas de comunicación humanas, entre otras propuestas.
Dichas directrices afectarían todas las herramientas e iniciativas de IA en todas las industrias, incluyendo sectores tan críticos como el de salud y hacen parte de una tendencia global que conversa sobre la ética en Inteligencia Artificial.
También se aclara que los usuarios deben entender el cómo y porqué del uso de herramientas de Inteligencia Artificial en sus procesos de atención y como las personas, si lo desean, podrían optar por alternativas tradicionales como ser atendidos por otro ser humano.
Esta propuesta, sin embargo, es apenas un comienzo, y no muestra las herramientas o sanciones que podrían usarse en las empresas, ni tampoco los instrumentos de regulación en medio de un mercado global e hiperconectado. Pero es un comienzo, porque la ética debe ajustarse a los desarrollos de nuestros días.