Por Jorge Hernández
Hace pocas semanas las principales plataformas de venta de imágenes, fotografías e ilustraciones de internet decidieron prohibir la comercialización de imágenes realizadas a través de una Inteligencia Artificial; ahora, parece que la música va por el mismo camino.
Tome como muestra a Holly Herndon, una compositora estadounidense que ha logrado crear un programa de inteligencia artificial al que ha llamado Holly+ y que no es otra cosa que un deepfake de su propia voz, a la que ha entrenado durante años con su timbre y su registro musical. Dicho de esta forma, tal vez no suene tan impactante, pero Holly+ se roba el show cuando Herndon la pone a cantar obras en latín o castellano (no habla ninguna de las dos lenguas). Obras que realiza con entonación perfecta y que abren la puerta a un gigantesco problema de derechos de autor, pues Herndon permite a otros artistas el uso de su plataforma. Imagine qué ocurriría si usted utilizara una plataforma de Inteligencia Artificial que le permita cantar temas con la voz de Micheal Jackson, Madonna o Plácido Domingo.
Para Luis Fernando Medina, profesor asociado de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia y especialista en “Arte y Nuevas Tecnologías”, el caso de Herndon es un ejemplo de cómo la Inteligencia Artificial no se convierte en el compositor o ejecutante, sino en un instrumento más.
Aplicaciones y miedos
Medina agrega que cuando se hace pública una nueva tecnología, uno de los primeros efectos que provoca es el miedo. Desde el fuego hasta la revolución industrial, los seres humanos han manifestado una resistencia al cambio, y la Inteligencia Artificial no es la excepción. Generalmente, esos movimientos ceden con el tiempo. Por ello, para Medina no sería extraño que floreciera el uso de la Inteligencia Artificial para producir música en campos específicos como en el desarrollo de videojuegos, por dar un ejemplo. Además, nos recuerda que la música siempre ha estado rodeada de tecnología, desde la fabricación de los instrumentos hasta la escritura, porque, aunque no lo parezca, la escritura es una tecnología. “De las más viejas e importantes que tenemos” agrega el experto.
Un ejemplo más reciente en el uso de la tecnología en la música lo brindan colectivos artísticos como Vestidas y alborotadas, un grupo bogotano compuesto por Sule Suárez y Juanita Prieto, que realizan conciertos de live coding. Recordemos que el live coding no es un género musical, sino una tendencia artística para generar música e imágenes a través de código fuente de programación. Un código que se puede ver en las pantallas de los eventos.
Y aunque para muchos, el uso de Inteligencia Artificial en la música puede sonar como algo extraño para Sule Suérez no es tan raro porque interactuamos con ella todo el tiempo. “En las recomendaciones de Spotify, por ejemplo” señala la artista. Además, las IA son plataformas que te retroalimentan, “así como uno les ayuda a que crezcan, también uno está recibiendo”.
Suárez agrega, además, que recientemente ha estado experimentado con plataformas en línea de Inteligencia Artificial capaces de generar pistas de Trap. Y aquí entramos en otra etapa de la Inteligencia Artificial, ya no como instrumento al servicio del artista, sino como un compositor.
¿Cuándo la IA es el artista?
Suponga que debe producir un video para una presentación y quiere “música original” que lo acompañe. Hace un tiempo, el procedimiento rutinario sería entrar en contacto con un artista para crear algo completamente nuevo, o licenciar una obra ya existente. Hay una nueva posibilidad, que raya en la polémica. Actualmente, existen varias plataformas musicales basadas en Inteligencia Artificial, que resuelven el problema. Su popularidad ha crecido tanto que recientemente la Asociación de la Industria Discográfica de América (RIAA, por sus siglas inglesas) declaró la IA como una de sus principales amenazas en los próximos años. Porque la IA pueden tomar fragmentos de una canción, el timbre de voz, o el beat de una obra y adaptarlo a otra producción.
Una consulta en Google por “generadores de música basados en IA” arroja 318 millones de resultados en 0.51 segundos. Algunos de los más populares son: Generative.fm; Soundraw; Boomy y The Trap Factory, por solo mencionar algunos.
Con diferentes particularidades, algunas de estas plataformas permiten subir directamente las obras a plataformas como Spotify (en el caso de Boomy) y operar de forma gratuita, a menos que se quiera descargar los temas (Soundraw y Trap Factory). Pero más allá de sus diferencias, hay algo común en todas: están creciendo.
Tal vez estamos lejos de conocer el final de esta controversia, pero hay algo que ya es muy claro: los que mejor pueden aprovechar estas herramientas son los mismos músicos, porque la creatividad y el aprovechamiento de estas posibilidades artificiales recae en los artistas. Al menos… por ahora.