Por Jorge Hernández
En el primer semestre de 2022 se han vendido 25,8 billones a través de comercio electrónico, un 27,7 por ciento más que en el primer semestre del año pasado. Una maravillosa cifra que se obtiene justo antes de comenzar la reunión anual del sector, en el ecommerce Summit Colombia 2022, que se realizará durante los días 2 y 3 de noviembre próximos. Las razones de este resultado son varias e implican a ambos extremos de la cadena del comercio: los compradores y los vendedores. Para los primeros, “el ecommerce provee de más herramientas al consumidor para la toma de su decisión. Le entrega condiciones mucho más cómodas para esa transacción” explica María Fernanda Quiñones, la presidenta ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico.
Para los vendedores, el comercio electrónico también entrega beneficios como un mayor alcance, permitiéndole llegar a más mercados y más compradores. Además, el medio digital facilita la recolección de información de los clientes para tomar mejores decisiones de negocios y crear ofertas personalizadas. Al consumidor se le permite estar mucho más informado, gracias a internet, antes de realizar cualquier transacción.
Y un tercer componente del ecosistema también se beneficia: el Estado, pues las transacciones realizadas por el comercio electrónico son mucho más transparentes y trazables, facilitando la regulación. “El comercio electrónico es un habilitador y un impulsor de la competitividad del país, porque lo que hace transparente los flujos económicos, saca las economías de la sombra y promueve la inclusión financiera”, dice Quiñones.
El nuevo gobierno
A pesar de las buenas cifras y perspectivas del eCommerce colombiano, existe cierta prevención frente a los posibles los efectos que podría traer reforma tributaria que se discute actualmente en el Congreso de la República. Por ello, el ecommerce Summit Colombia 2022 será tan relevante, porque reunirá a todas las empresas y negocios que participan de la cadena del comercio electrónico y voceras clave del gobierno, como la ministra TIC, Sandra Milena Urrutia, y la viceministra de Desarrollo Empresarial María Fernanda Valdés.
Acerca de la reforma tributaria, Quiñones es enfática en señalar que “hay un planteamiento muy a corto plazo. Diría que es un planteamiento desde un apetito fiscal hacia una industria que a simple vista está creciendo muchísimo”. Pero ese crecimiento tiene en gran parte un carácter “episódico”. Durante los confinamientos debidos a la pandemia de Covid 19, las compras en línea se dispararon, dejando el reto gremial de hacer que estos números no reboten y vuelvan al estado previo a la crisis sanitaria. Además, la pandemia elevó las cifras de ventas en línea, pero no resolvió problemas claros del ecosistema como la conectividad y la inclusión financiera. “No se entiende ese apetito fiscal sobre una industria que está en crecimiento; y habría que poner en una balanza el incremento en el recaudo versus los beneficios económicos que dejaría de producir la economía”, agrega.
Entre gustos no hay…
Antes del 2019 teníamos un comercio electrónico centrado en categorías suntuarias, como turismo, moda, electrodomésticos, líneas que se consumen cuando la gente tiene dinero. Por fortuna, las cosas cambiaron drásticamente. Por ejemplo, durante 2021 las ventas crecieron 40 por ciento en general y se diversificaron lo segmentos de consumo. Adicionalmente, se registró la reducción del ticket promedio de compra, el cual bajó de 160.000 a 100.000 pesos. Para la presidenta de la Cámara, esas tendencias nuevas son evidencia de que los colombianos ahora compran en línea mercancías más cotidianas. En la actualidad, los consumidores colombianos compran nuevos tipos de productos y servicios en la red, como alimentos preparados o incluso servicios de entretenimiento, tales como streaming de música y videos). Al respecto, Quiñones agrega “Un poco lo que nos está mostrando el comportamiento del eCommerce es que se está empezando a penetrar los hábitos cotidianos de consumo de las personas”. Gracias a estas tendencias se espera registrar un crecimiento del 19 por ciento durante el 2022.
El 35 por ciento de las empresas registradas en la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico son pymes, mientras que el 65 por ciento restante corresponde a las grandes empresas. Aquí se incluyen no solo vendedores, sino también la industria logística, de pagos, de provisión de contenidos y marketing digital, entre otras. El comercio electrónico es mucho más que un canal. En realidad, permea a muchas otras industrias.
Preocupaciones por la reforma tributaria
Al preguntarle por el principal reto del comercio electrónico, en Colombia, Quiñones no duda un segundo y responde con un término muy de moda en estos días: la posición económica significativa (PES). Recordemos que se trata de una figura de la reforma tributaria para gravar a las empresas y personas no domiciliadas en el país que realizan operaciones comerciales en Colombia. Como consecuencia de esta medida, en grandes plataformas como Google, Amazon y Meta, por solo mencionar algunas, la carga tributaria se transferirá a los consumidores, perjudicando particularmente a las pymes y afectando la competitividad del país. Otros puntos en el aire tienen que ver con la posible violación de tratados internacionales firmados previamente, como el TLC o con las normas tributarias establecidas entre países de la OCDE.
Existen retos referentes a la tributación sobre las transacciones con tarjetas de crédito. Es cierto que tenemos un índice de bancarización del 90 por ciento. El decir, la gran mayoría de los adultos colombianos tienen algún producto financiero. Pero no lo utilizan, debido a que en su entorno inmediato nadie acepta un pago digital. “Y no lo aceptan porque sale más costoso” advierte Quiñones.
Hay varios elementos por mejorar, para proteger y dinamizar la actividad del comercio en línea en el país. Durante el evento se discutirán temas como la evolución de los pagos digitales, las buenas prácticas de las mejores tiendas en línea, y los retos de la política económica digital, entre muchos otros temas.