Por Álvaro Montes
Director de Inteligencia Artificial Colombia
No hay dudas de que Google es el «padre» de las inteligencias artificiales generativas. Su equipo de investigación y desarrollo concibió en 2017 los transformadores, un tipo nuevo de arquitectura de red neuronal que permitió el salto asombroso en los grandes modelos de lenguaje que hemos visto. Los demás solo lo utilizaron para construir sobre él las plataformas que desde el año pasado causan sensación, especialmente ChatGPT.
Los rivales de Google tuvieron el atrevimiento – probablemente un grave error que podría costarle caro a la cultura de nuestros días – de ponerlos en funcionamiento abierto al público sin que estuvieran listos. La masa descomunal de millones de usuarios de internet fue el «focus group» de Open AI para probar su producto y entrenar los algoritmos.
Sundar Pichai quiso observar un protocolo respetuoso, fiel a la idea de solo liberar productos cuando realmente estén suficientemente maduros para servir a los humanos en lugar de dañarlos. Pero ese sentido de responsabilidad le estaba resultando oneroso, porque en el capitalismo el que pega primero pega dos veces, y en Silicon Valley suele decirse que triunfa quien pueda “moverse rápido y romper cosas” (tal es la filosofía de innovación imperante allá), y Open AI arrasó en popularidad durante los últimos seis meses, desde que lanzó ChatGPT en diciembre pasado. Google ahora quiere recuperar «el tiempo perdido» y pisar fuerte en el negocio del procesamiento del lenguaje natural que ayudó a reinventar.
Paulatinamente, a partir de junio próximo y a lo largo del segundo semestre del año, el mundo comenzará a ver los prodigios del creador original de la Inteligencia Artificial generativa, en un lanzamiento escalonado, primero para clientes importantes y en mercados e idiomas relevantes para el negocio de Google; después en el resto del mundo. Todas las soluciones emanadas del modelo de lenguaje de Google, llamado PaLM 2 (con capacidades mejoradas en matemáticas y lógica, según afirma la empresa y tal como pudimos ver en las demostraciones), harán su debut: Bard en el navegador Chrome; Duet AI en las aplicaciones de productividad del ecosistema Google Workspace, incluido Gmail; en Google Labs y su amplia gama de exploraciones; y en los teléfonos Pixel, las tabletas y los relojes inteligentes de Google, que no se venden en Colombia.
Según los anuncios oficiales de la compañía, que hizo demostraciones en vivo durante la reciente conferencia para desarrolladores celebrada en San Francisco la semana pasada, Duet AI podría ir más allá que cualquier otra plataforma, porque funcionará como un flujo ininterrumpido a través de las diferentes plataformas y servicios de Google. Será un serio contrincante de Microsoft Copilot, la versión de ChatGPT que veremos paralelamente en Office (rebautizado Microsoft 360), en los servicios en la nube de Azure y en el navegador Bing.
En las demostraciones durante el evento, pudimos ver capacidades muy interesantes: puede crear notas del orador en las diapositivas de una presentación; ofrece resultados de voz, imagen y video, con la indicación precisa de cada fuente de la que tomó datos, para respetar los derechos de propiedad intelectual y facilitar la verificación de información por los usuarios. Asiste a los desarrolladores de software en el perfeccionamiento del código, reconoce sentimiento en los gestos de un retrato y muchas otras habilidades que se espera serán utilizadas masivamente por las personas en el navegador Chrome y demás aplicaciones.
Reconocidas marcas ya utilizan la Inteligencia Artificial generativa de Google para ofrecer servicios a los consumidores, como Canva, la popular plataforma de diseño visual, el Deutsche Bank y Uber, entre muchas otras.
Los ejecutivos de Google insisten en defender sus principios éticos establecidos para el desarrollo de la Inteligencia Artificial ( los cuales incluyen ser socialmente beneficiosa, evitar prejuicios, ser responsable antes las personas, construidos y probados para la seguridad; y mantener altos estándares de excelencia científica. James Manyika, vicepresidente senior de Tecnología y Sociedad de Google, escribió por estos días: «Creemos que nuestro enfoque de IA debe ser audaz y responsable. Para nosotros, eso significa desarrollar IA de una manera que maximice los beneficios positivos para la sociedad mientras abordamos los desafíos, guiados por nuestros Principios de IA. Si bien existe una tensión natural entre ambas, creemos que es posible – y de hecho crítico – asumir esa tensión de manera productiva. La única manera de ser verdaderamente audaces a largo plazo es ser responsables desde el principio«.
Insistió en que «construir IA de manera responsable debe ser un esfuerzo colectivo que involucra a investigadores, científicos sociales, expertos de la industria, gobiernos, creadores, editores y personas que utilizan la IA en su vida cotidiana«. Toda una lección de responsabilidad social corporativa, ante la avalancha de ofertas que vemos por estos días, incluida la más mediática, ChatGPT, a cuyos creadores les importa poco lo que la gente haga con ellas.