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Con biometría 3D detectan perfiles falsos

Los deepfake buscan robar información de una identidad real para acceder a cuentas, extraer dinero o realizar transferencias.

Por Alvaro Montes
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La Inteligencia Artificial es utilizada por los ciber criminales para crear Deep Fakes, algunos de ellos a modo de broma, como el del papa Francisco vestido con una elegante chaqueta blanca de la marca Balenciaga, y otros con fines delincuenciales.

Ante la avalancha de imágenes alteradas por Inteligencia Artificial, que cada vez son más realistas y difíciles de identificar, se hacen necesarias nuevas tecnologías para detectar los perfiles falsos. No cualquier tipo de biometría puede detectar identidades falsas a partir de Inteligencia Artificial. Si bien la biometría 2D es muy utilizada por las empresas, esta tiene muchas debilidades en términos de protección y puede ser vulnerada fácilmente, porque no identifica la tridimensionalidad de las facciones de un rostro humano.

La biometría 3D, en cambio, es la que brinda una mayor capa de seguridad y la recomendada para validar la identidad de una persona y realizar una prueba de vida de manera sencilla y en apenas segundos, volviéndola prácticamente infalible y sin sacrificar la experiencia de usuario.

“Para reproducir una imagen alterada a través de inteligencia artificial se necesita un dispositivo, es decir, otro teléfono que se debe poner enfrente del teléfono que captura el rostro. Los dispositivos que tienen biometría 3D lo primero que hacen es evaluar si lo que está delante suyo es un teléfono o dispositivo, es decir, una pantalla, o una persona”, explicó Marcelo Fondacaro, CCO de Veritran.

Hoy el sector financiero es uno de los primeros en implementar este tipo de autenticación. ¿Cómo funciona? Para identificar un rostro la biometría 3D toma la distancia entre las distintas partes del mismo, por ejemplo, entre los ojos y la nariz, o la nariz y la boca. Luego, toma una serie de fotografías en movimiento para demostrar que la persona está viva. Este proceso crea un patrón biométrico o face-map, que sólo puede generar una persona viva. Por varios factores, la biometría 3D permite detectar que del otro lado hay un teléfono transmitiendo una imagen y no una persona, algo que la biometría 2D no podría lograr.

La cara como medio de pago

Diversos países del mundo ya han avanzado en este método de pago, el cual promete ser más seguro que los métodos tradicionales, sin embargo, con la aparición de los Deep Fakes, los retos para las instituciones cobradoras aumentan. Casos como el de BBVA, que está desarrollando métodos de pago basados en tecnologías biométricas para hacer ‘invisible’ el momento del pago en comercios y ha empezado a utilizarlos en las cafeterías y restaurantes de Ciudad BBVA, son cada vez más frecuentes.

Según cita el banco en su blog oficial, a 2020 más de 1.000 empleados ya usaban una ‘app’ para automatizar los pagos.

Iniciativas como esta, son posibles si se está a la vanguardia en cuestiones de seguridad. Puntualmente, la biometría se perfila como una tecnología prácticamente infalible en lo que a seguridad de operaciones se refiere, especialmente en el terreno de la banca digital. Esto se debe a que utiliza las características físicas de las personas y sus patrones de comportamiento para confirmar su autenticidad. Tiene diferentes posibilidades de uso: alta en canales digitales, aprobación de pagos, aceptación de nuevos productos y recuperación de contraseñas.

 “Por eso es clave que las instituciones financieras consideren la biometría del tipo 3D, ya que ésta además de contar con certificaciones internacionales de seguridad realiza una captura de todo el mapa biométrico de la persona. Esto permite que no haya posibilidad de sustitución de identidad”, aseguró Fondacaro

Añadió que, de todas formas, si bien no existe un mecanismo que garantice la eliminación total del cibercrimen, la multiplicidad de mecanismos de seguridad informática aumenta las probabilidades de combatir estas situaciones.

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