El reciente proyecto de ley de la reforma laboral ha levantado bastantes críticas en diversos sectores, sin embargo, hay una mirada poco explorada y es su repercusión en las nuevas formas de trabajo y los negocios que surgen en el marco de la cuarta revolución industrial.
De acuerdo con María Fernanda Quiñones, presidenta ejecutiva de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, uno de los principales objetivos de la reforma es la estabilidad laboral reforzada, una iniciativa que va en contra de las actuales alternativas de ocupación que brinda la economía colaborativa y le da la espalda a la realidad laboral del país. Según el Dane, Colombia hoy cuenta con el 44 por ciento de su población ocupada y la mitad de ese porcentaje o un poco más es informal, es decir que no está dentro del esquema de seguridad social.
“En un mercado laboral con tanto déficit, donde el empleo formal no representa a la mayoría, la preocupación debería ser generar mayores alternativas de ocupación y esto se conecta directamente con el tema digital. Vemos un planteamiento de la reforma absolutamente anti técnico asociado a la contratación obligatoria de los trabajadores que hoy están en las plataformas de economía colaborativa”, explicó Quiñones.
Añadió, que el proyecto de ley actual se enfoca en las plataformas de reparto y no contempla lo que han aportado a la ocupación laboral otras alternativas digitales que surgen en la economía colaborativa, principalmente porque no hay un análisis de impacto normativo y falta entendimiento técnico sobre qué pasaría si se acaban estas economías de red.
“Sin duda las plataformas tienen fallas y la discusión sobre la protección social debe abordarse, pero ese no es el tema principal de esta reforma donde priman las iniciativas para la población que ya está ocupada, y estas iniciativas no pueden extenderse a los trabajadores de plataforma, porque este es un trabajo bajo demanda, es una nueva forma de laborar donde yo digo cuanto y como trabajar. No hay un entendimiento sobre el uso que le dan las personas a las plataformas, si es su fuente de empleo primaria, secundaria o como obedece a sus dinámicas de vida”, dijo Quiñones.
Actualmente en Latinoamérica no existe un ejemplo claro de este tipo de regulaciones y sus efectos. En Europa, España estableció la “ley ridder”, mediante la cual laboralizó las plataformas, una decisión que marcó la salida de la de la compañía de entregas Deliveroo y ha inhibido la llegada de nuevas ofertas para el sector.
“Somos pioneros en esto y estamos corriendo un riesgo alto, es un tiro al aire. Aquí no se ha entendido que lo que hace o no hace el algoritmo no se trata de un debate de ley, es sobre el marco ético de la Inteligencia Artificial y no se puede solucionar con impuestos o leyes, deben mirarse los diques que contienen el desarrollo de la IA en el país. Aún se piensa que la IA no ha llegado y ya llegó, Rappi ya es Inteligencia Artificial”, declaró la presidenta ejecutiva de la Cámara.
No se puede “Rappidizar” la cuarta revolución industrial
Para Quiñones, el comercio electrónico es una ruta que abre paso a la formalidad, porque los emprendedores pueden empezar a vender en redes sociales, escalar a un marketplace y llegar a la tienda on line, donde ya pueden asumir más gastos. Pero para que todos estos productos y servicios lleguen a sus compradores son necesarios los servicios de envíos y allí es donde se centra la preocupación de la Cámara.
Quiñones advirtió que es un error el hecho de que la reforma pretenda regular a Rappi, «porque uno no hace una reforma para regular a un agente económico«. Señaló también que, más allá de si está bien o no que se regule a esta empresa, el texto de la reforma habla de las plataformas de entrega, y resulta que «todo lo que se vende en línea se envía a través de alguna de estas plataformas, que son las encargadas de cubrir la última milla en el proceso de comercio electrónico, y unas pertenecen a la economía colaborativa pero otras son de prestación de servicios; así que la noción va mucho más allá del tema Rappi», explicó..
En sus palabras, la reforma laboral se olvida de todas las consecuencias de los cambios y de las revoluciones industriales mismas, que no se pueden detener, porque las nuevas formas de trabajo y producción son imparables. “La reforma laboral debe ser sostenible, no hay que anular el desarrollo económico, no se pueden ignorar los grupos sociales que ven en la economía colaborativa una nueva ruta de ingresos”, explicó la presidenta ejecutiva de la Cámara.
Efectos en la disminución de la brecha de género
La Encuesta Nacional del Uso del Tiempo, Enut, muestra que las mujeres dedican más tiempo a labores no remuneradas, como el cuidado en el hogar, lo cual afecta su participación laboral y reduce las horas disponibles para trabajar. Es allí, donde el canal digital se ha convertido en una alternativa económica para esta población, llegando a ser un tema crucial y en el que se debe trabajar para lograr una distribución más equitativa de las responsabilidades del hogar, promover la igualdad de género y aliviar la carga de cuidado en las personas y familias.
“De acuerdo con la Asociación Internacional de Comercio Electrónico, Ecia, el 64% de los vendedores en línea son mujeres, por lo que es crucial implementar una reforma laboral con enfoque de género. Esto promoverá la migración del mercado informal hacia la formalidad, mejorando las condiciones de remuneración y seguridad social de las mujeres. Se debe fortalecer el desarrollo digital junto a las ventajas que el comercio electrónico y las plataformas online ofrecen en el desarrollo laboral”, aseguró la presidenta ejecutiva.
Agregó que, aunque esto no se ve de entrada en la redacción del texto que expone la reforma laboral, puede llegar a tener consecuencias que no se notan a simple vista, porque la mujer ha encontrado en la economía colaborativa alternativas para generar ingresos y ha logrado armonizarlas con su tiempo, sus recursos y sus deberes de cuidado.