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Platzi vuela alto: ya tiene su propio satélite

Los estudiantes de la startup colombiana podrán experimentar las telecomunicaciones geoespaciales con un satélite real. Y harán todo eso desde casa.

Por Alvaro Montes
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Lanzado desde la base espacial de Vandenberg, a tres horas de Los Ángeles, en la misiónTransporter-8 de SpaceX, el satélite PlatziSat-1 cumplirá la promesa de enseñar a los millones de usuarios latinoamericanos de Platzi todo lo que pueden hacer en casa estableciendo telecomunicaciones satelitales con herramientas simples.

La idea nació un fin de semana viendo videos en Youtube; noté que un chico en España construyó su propio satélite y pensé: si este chico pudo, nosotros también podemos”. explicó Sebastián Delmont, director del Programa Espacial de Platzi. Le propuso la idea a Christian y Freddy, los fundadores de la startup educativa colombiana, y juntos dieron vida a la idea.

Destacado por ser el primer satélite lanzado por un startup de educación en Latinoamérica, en el proyecto fueron invertidos casi 200.000 dólares, incluyendo el costo del lanzamiento y el mantenimiento durante un año y medio, el tiempo estimado que estará en órbita.

Sebastián Delmont, director del Programa Espacial de Platzi.

Lo primero que deben hacer los interesados en aprovechar el satélite es tomar los cursos sobre espacio y astronomía que Platzi habilitará en breve. Luego podrán establecer una conexión terrestre, que consta de un pequeño circuito electrónico (cuyo valor no supera los veinte dólares), y una antena de 20 centímetros que pueden fabricar ellos mismos, con alambre u otro material, la cual puede ubicarse en la ventana, el balcón o el patio de casa. Cada vez que el satélite pase encima de su ciudad (lo hará dos veces al día) el estudiante podrá enviar y recibir mensajes. Además, podrá descargar las fotos de La Tierra tomadas por el satélite y practicar técnicas de ingeniería de telecomunicaciones y sistemas orbitales.

Nuestro principal objetivo es usarlo como un laboratorio en el espacio para enseñar a nuestra comunidad sobre telecomunicaciones, sistemas espaciales y programación electrónica de bajo nivel”, explicó Delmont.  Platzi ofrecerá a partir de ahora una herramienta para practicar de manera real conocimientos que antes se realizaban mediante simulaciones. “Hacer contacto con el satélite cuando está en órbita es más interesante; además, su continuo movimiento nos permite ponerlo a disposición de todos nuestros estudiantes en la región”, agregó.

La ruta académica incluye desde una introducción sobre cómo se gestó el proyecto, hasta cursos de cosmología, astroquímica, astrobiología y conceptos de programación e internet de las cosas, todo ello preparado para estudiantes que quieran introducirse en ese fascinante mundo.

El espacio es un lugar que pertenece a todos los humanos, y Delmont enfatiza el hecho de que no es necesario vivir en Estados Unidos y trabajar en la NASA para experimentar con tecnologías satelitales. Con el PlatziSat-1 se pueden hacer las conexiones en español desde cualquier ciudad en Latinoamérica.

No tienes que ser un programador o un ingeniero de telecomunicaciones para hacer una estación terrestre propia. Cualquier persona con mínimos conocimientos técnicos puede hacerla y enviar y recibir mensajes desde su casa, aprender como funciona esto del espacio, de los satélites y las telecomunicaciones”, dice el director del Programa Espacial de Platzi.

Así se diseñó el satélite

El proceso de lanzar el PlatziSat-1 tomó año y medio, porque Platzi entró en una lista de espera de varios meses. Los satélites son puestos en órbita por empresas que prestan el servicio mediante el lanzamiento de cohetes comerciales, que llevan los dispositivos hasta el espacio y los dejan en la órbita indicada para que giren alrededor de La Tierra y cumplan sus tareas. Cada año se realizan aproximadamente cien lanzamientos de este tipo.

Base espacial en Vandenberg, California, desde donde fue lanzado el satélite de Platzi.

El satélite fue fabricado en alianza con FOSSA Systems, startup española que diseña y construye satélites pequeños (conocidos como picosatélites) y llegó al espacio junto con otros de su misma categoría, creados por grupos chilenos y argentinos. California es el punto de lanzamiento preferido cuando los satélites se dirigen a órbitas polares, es decir, que pasan por encima de los polos o muy cerca de ellos.

No, no se parece a la constelación de satélites de Elon Musk

Este satélite fue desarrollado para ser accesible y permitir la conexión, y, desde luego, no se compara en prestaciones con los satélites comerciales que son noticia por estos días en el mundo. En palabras Sebastián Delmont: “si se hubiera usado una tecnología con mayor ancho de banda, las licencias hubieran impedido acceder fácilmente al satélite; elegimos una tecnología de largo alcance y baja potencia, porque eso nos permitió hacerlo a muy bajo costo”.

Los satélites de Starlink, desarrollados por SpaceX, la compañía del famoso empresario Elon Musk, tienen otro objetivo. Llevan Internet a cada rincón del planeta, especialmente a las zonas rurales con menos cobertura, para complementar la oferta actual de fibra óptica y conexiones 5G. “Para nosotros lo realmente importante es llevar el mensaje de que el espacio está disponible, que podemos aspirar a llegar a órbita desde Latinoamérica, y que cualquier persona puede involucrarse en este programa sin necesidad de ser ingeniero en telecomunicaciones”, enfatiza el vocero de Platzi.

Sobre el futuro, Delmont explicó que primero esperan ver los resultados de los estudiantes con el uso de este satélite. De momento, el foco es lograr que la mayor cantidad de personas puedan comunicarse con el PlatziSat-1.

Freddy Vega, CEO de Platzi, publicó en su blog oficial: “En los próximos diez años veremos una explosión de empresas privadas que van más allá de SpaceX y Blue Origin. La era donde el espacio era de acceso exclusivo para gobiernos terminó. Depende de nosotros elegir si tendremos una voz en el futuro de la humanidad en el espacio. Eso empieza aprendiendo. Empieza intentándolo. PlatziSat-1 es pequeño, pero acompaña a un sueño tan grande como que una startup latina sea capaz de tener un programa espacial”.

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