En un giro inesperado, OpenAI (cuya sede en San Francisco se puede ver en la foto que encabeza esta noticia) anunció anoche que Sam Altman, quien había sido destituido de su cargo como director ejecutivo hace apenas cinco días, retornará a su posición anterior. Además, se ha formado una nueva junta directiva, lo que sugiere un cambio significativo en la organización.
La partida inicial de Altman de OpenAI ha sido el tema más relevante en el mundo tecnológico durante los últimos cinco días. Como director ejecutivo, Altman se convirtió en el perosnaje más emblemático de la era de la inteligencia artificial generativa, gracias al impacto del prodcuto estrella de OpenAI, el popular modelo de lenguaje ChatGPT. Su salida, marcada por la enigmática declaración de la junta de que “no siempre fue sincero” en sus comunicaciones, generó intriga y especulación en toda la industria. Los medios de ocmunicación norteamericanos calificaron este episodio como «los cinco días más locos de la historia de Silicon Valley».
En un tuit, Altman expresó: “Siento un profundo afecto por OpenAI, y todo lo que he hecho en los últimos días ha estado encaminado a mantener unido a este equipo y cumplir con su misión… Con la nueva junta directiva y el respaldo de Satya, espero con entusiasmo regresar a OpenAI y aprovechar nuestra sólida asociación con MSFT (Micosoft)”.
El director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, mostró su apoyo a los cambios en OpenAI. Tuiteó: “Vemos con buenos ojos las modificaciones en la junta directiva de OpenAI. Creemos que este es un primer paso fundamental hacia una gobernanza más estable, informada y eficaz” . Microsoft es el principal inversionista en OpenAI.
El ex presidente de OpenAI, Greg Brockman, quien previamente había renunciado en solidaridad con Altman, también se unirá nuevamente a la organización. Aunque no está claro si retomará su antiguo cargo, Brockman expresó brevemente su regreso en un tuit: «Regresando a OpenAI y volviendo a codificar esta noche».
Los motivos detrás del regreso de Altman a OpenAI aún no se han revelado. No está claro si los problemas que llevaron a su partida se han resuelto o si esto marca un cambio en la postura de la junta directiva. La nueva junta inicial, compuesta por Bret Taylor (presidente), Larry Summers y Adam D’Angelo (éste último hacía parte de la junta anterior que destituyó a Sam Altman), sugiere una posible reestructuración de la organización y un cambio probable en sus principios fundacionales inspirados en el altruismo y la ausencia de fines lucrativos.
El despido de Altman el viernes pasado se explica en el marco de las tensiones internas entre un grupo de los fundadores y miembros de la junta directiva que defendían los principios sobre los que fue fundada OpenAI como organización sin fines de lucro, y un sector encabezado por Altman, que quiere orientarla hacia un enfoque empresarial, rentable y con modelo de negocio claro. La gestión de Altman como director ejecutivo permitió la llegada de Microsoft y otros inversionistas poderosos que han financiado el desarrollo de ChatGPT, el producto tecnológico que cambió la historia reciente de la inteligencia artificial.
La presión de Microsoft y demás inversionistas, junto con las demandas de la gran mayoría de empleados de OpenAI, quienes amenazaron con renunciar masivamente si Altman no retornaba, fueron factores fundamentales para el regreso del director ejecutivo y demás directivos que habían renunciado. La junta que lo expulsó fue cambiada casi por completo (tres de los cuatro mimebros de la anterior junta que despidió a Altman salieron) y Microsoft, probablemente, tendrá un asiento en la nueva estructura organizativa que, según se anunció oficialmente, será diseñada en breve.
Es claro que la historia no termina con el regreso de Altman. Se prevenn cambios en la estructura de OpenAI, con una clara victoria para el grupo de fundadores que dio prioridad a las necesidades de mercado y a la orientación de la organizaicón hacia un modelo de negocio rentable, y una derrota para el bando «idealista» que defendía mantener a OpenAI como organización sin fines de lucro.