Hay quienes les gusta decir que los datos “son el nuevo petróleo”, una frase repetida en los entornos tecnológicos y corporativos. Al parecer, este valioso crudo solo proviene de fuentes bien conectadas, geográficamente accesibles, en donde se dispone de servicios públicos y ubicadas en las ciudades principales. Por el contrario, las poblaciones vulnerables, que viven en zonas marginadas del país, bajo condiciones de pobreza o pertenecen a minorías éticas, no forman parte de este este preciado bien. Los datos no los reflejan ni los representan.
Menos del 50 por ciento de los territorios utilizan datos con enfoque de género, según reporta el Departamento Nacional de Estadísticas, DANE. La razón: en muchos casos no cuentan con esa información, pero en otros no los usan porque no es algo prioritario ni algo que se incluye en los planes de desarrollo., informó Julieth Solano, directora Técnica de la Dirección de Regulación, Planeación, Estandarización y Normalización del Dane.
La preocupación por el carácter inclusivo que deberían tener los datos con los que se orientan las políticas sociales empieza a tener eco en nuestro país. De acuerdo con Daniela Konietzko, presidenta de la Fundación WWB Colombia, en el país hay un buen nivel de datos, pero no están desagregados por género o no tienen en cuenta las inter seccionalidades, es decir, los variados factores como género, etnia y clases social; sino que también falta información departamental y más local que permita entender las necesidades y las diferentes situaciones que enfrentan los grupos de población vulnerables, que son muy diversas. “De cierta manera, los datos están enmascarados en promedios generales, entonces no se logra acceder a ellos para tomar decisiones”, dice.
La inclusión de las comunidades permite tomar decisiones más informadas para un desarrollo sostenible y equitativo. Konietzko enarbola la bandera de los datos inclusivos, porque – según explica – “nos permiten comprender de forma más completa la realidad de las comunidades y, en función de esto, tomar decisiones más informadas y equitativas”.
A esta se suma Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, OEM, quien aseguró que en los márgenes de muestra se excluye a determinadas poblaciones, como las que viven en lugares muy inseguros o lejanos, por citar un ejemplo. Esto impide que, a la hora de tomar decisiones basadas en datos, no se tengan en cuenta las necesidades de estas comunidades.
¿Por qué son importantes las encuestas?
De acuerdo con Buchely, lo que sucede a la hora de recoger los datos, un proceso que generalmente se desarrolla mediante encuestas, es que los criterios prácticos priman sobre algo llamado “el efecto simbólico de las encuestas”, que va más allá de extraer información y levantar respuestas generales. “Cuando tienes por oficio hacer encuestas, te das cuenta de que son instrumentos que generan una actividad ciudadana muy importante, sirven para reconocer y visibilizar a las personas”, y añade que muchos de los operadores estadísticos desconocen las realidades locales, buscan una muestra representativa y la toman en las ciudades principales, así que terminan produciendo información de los estratos cuatro, cinco o seis, en tanto que los sectores populares no son consultados.
Jenna Slotin, directora senior de política pública de la Global Partnership for Sustainable Development Data, subrayó la idea de que los datos deben representar todas las identidades, aspiraciones y necesidades de las personas. Para lograrlo, es imprescindible involucrar a las comunidades en el proceso de generación y análisis estadístico, lo que garantiza que se sientan representadas y escuchadas.
Konietzko complementa la idea de Buchely y Slotin, asegurando que las encuestas se realizan con la percepción de que toda la población es igual, pero no es así, porque no es lo mismo preguntar por el uso del agua a una persona en San Andrés, en Tumaco o en Cali. Las estadísticas generadas de esta forma invisibilizan ciertas labores.
En un reciente evento en Cali, Piedad Urdinola, directora del Dane, compartió que en la entidad están comprometidos en generar datos más inclusivos, que representen al conjunto de la sociedad colombiana. Urdinola asegura que este esfuerzo lleva varios años, y por eso el encuentro nacional de datos inclusivos era un paso necesario para reiterar la necesidad de que se sigan generando estadísticas inclusivas, que ayuden a tomar decisiones tanto en el ámbito público como en el privado, abarcando todos los sectores de la sociedad a partir de la comprensión de las diversas realidades y necesidades, dijo en el primer encuentro nacional de datos Inclusivos, llevado a cabo en julio pasado.
Producir información estadística en Colombia es costoso. En palabras de Buchely, solamente algunos centros privilegiados o con suficientes recursos pueden aprovechar la información estadística, la cual debería ser una preocupación de todos los ciudadanos. “Una encuesta reciente revela que un ciudadano promedio en Colombia responde cinco instrumentos estadísticos a la semana, sumando los datos que entrega a las redes y a los comercios, pero realmente se desconoce el uso que se le da a la información”, dijo.
Existen otros sesgos, relacionados con la lectura de las estadísticas. La mayoría de las analistas de datos son hombres blancos. Para Buchely es vital que los números sean leídos por más mujeres, distintas razas y distintas poblaciones, porque la interpretación de los datos está lejos de ser objetiva. Es cierto que los números hablan, pero dan mensajes distintos a cada uno, dependiendo de la experiencia vital que cada uno tiene. “Tener un escenario diverso para interpretar los datos es tremendamente poderoso”, afirma.
Datos inclusivos: “para no dejar a nadie atrás”
El evento en Cali se realizó en alianza con la Fundación WWB Colombia, el Global Partnership for Sustainable Development Data y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, Dane, con el apoyo del Observatorio para la Equidad de las Mujeres, OEM. Contó con la participación de más de 80 asistentes provenientes de empresas, universidades, organizaciones de la sociedad civil y entidades estatales, reunió como ponentes a expertos de distintos lugares del país e invitados internacionales para reflexionar sobre la necesidad de contar con datos desagregados y la importancia de tener una alineación de la información a nivel territorial y nacional.