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Open AI es demandada por escritores superventas que alegan violación de derechos de autor

Continuamente cuestionada por la inclusión de datos privados e infracción de derechos de autor, la compañía responsable de Chat GPT es demandada por escritores de fama mundial.

Por Alvaro Montes
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Escribir un libro, ya sea una novela, un ensayo o un libro de relatos no es nada fácil. Por esto, que una máquina haga el trabajo puede ser una gran afrenta para aquellos artistas que se ganan la vida escribiendo y vendiendo libros.

Con la masificación de la inteligencia artificial generativa y las conversaciones en lenguaje natural con chatbots como Bard o Chat GPT, la posibilidad de solicitar mediante un prompt que la IA ayude a escribir está cada vez más presente. La capacidad que han ganado estos softwares con sus algoritmos y su base en los modelos de lenguaje grande (LLM, en inglés) es enorme y sirve para pedirles casi cualquier cosa, incluso crear una novela o hacer una completamente nueva pidiéndole que escriba con el estilo de tal o cual escritor.

Los autores suelen recibir anticipos de parte de las editoriales cuando son muy reconocidos y tienen aseguradas sus ventas. Por otro lado, reciben además un porcentaje de estas, las que en el mundo hispano se conocen como regalías o royalties. Estos fondos significan su forma de trabajo y sustento, por ello la probabilidad de que Open AI haya estado entrenando a su chatbot sin ningún tipo de concesión y permiso por parte de los creadores es un tema delicado.

Esto porque se pasa a llevar su trabajo original e incluso existe la eventualidad de que se puedan copiar y plagiar obras, además con la dificultad de rastrear el origen de los textos.

Derechos de autor y copia

Uno de los escritores que se pronunciaron judicialmente contra Open AI fue George R.R. Martin, el responsable de la saga Juego de Tronos que inspiró la serie de HBO y uno de los más reconocidos autores de fantasía.

La cabeza visible de esta acción histórica se une al Sindicato de Autores de Estados Unidos, que alega que sus textos se han usado para entrenar a la IA sin que haya permiso expreso de los autores. Otros escritores famosos y de distintos géneros que están en el centro de la problemática son John Grisham, reconocido por sus novelas sobre abogados y litigios, y Jonathan Franzen, uno de los autores más influyentes de la literatura contemporánea y autor de Las correcciones.

Para los artistas, la compañía responsable de Chat GPT “pudo haber entrenado sus LLM con obras de dominio público o pudieron haber pagado una razonable tarifa de licencia para utilizar las obras protegidas por derechos de autor”, de acuerdo a informaciones de Rolling Stone en español.

El objetivo de esta demanda es dilucidar si la inteligencia artificial tiene que cumplir o no con el copyright, debido a que los demandantes afirman que, para entrenar a la IA, se copiaron las obras al por mayor, sin tener en cuenta un permiso previo y sin ninguna consideración por los derechos de autor.

Sin embargo, todas las obras escritas y publicadas a nivel mundial poseen derechos de autor, por lo que no todas son susceptibles de generar problemas legales si se les toma como referencia en una conversación con un chatbot Algunas que forman parte del dominio público —como las creaciones del poeta español Federico García Lorca o en inglés la obra de Shakespeare o Mark Twain— y pueden ser también objeto de referencia, aunque no generarían asuntos legales como este.

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